Miguel Ángel Rojas: El éxito está en la diversidad

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8 marzo, 2018 · 9 mins de lectura

La arquitectura no es solo pensar en una construcción en concreto. Es reflexionar en su contexto, en la comunidad que va generando y la vida que creará en el proceso. El arquitecto Miguel Ángel Rojas, tanto en su labor de docente en la Escuela de Arquitectura de Sevilla como en su trabajo profesional, piensa mucho en esta realidad, y junto a su socio Jose Antonio Ruiz y su joven equipo andaluz desarrolla importantes proyectos urbanísticos y arquitectónicos, adaptados a los nuevos tiempos. Hablamos del entendimiento de la arquitectura dentro de uno de sus contextos más importantes: la planificación urbana.

¿Os definís como una agrupación en su mayoría arquitectos. ¿Qué es una arquitectura técnica?

Fundamentalmente pretendemos dar una buena asistencia a nuestros clientes mediante la invención de nuevas herramientas y estrategias que provocan un diálogo entre el territorio, la ciudad y la arquitectura. Somos un grupo de personas de varias disciplinas e intentamos aplicar una visión más global de los encargos que recibimos.

¿Qué os distingue de una ingeniería convencional?

Para nosotros el debate entre ingeniería o estudio de arquitectura nunca ha sido importante, hay que ser de todo. Si quieres ser competitivo debes integrar a numerosas disciplinas en el equipo: ingenieros, arquitectos, abogados, ambientalistas, economistas, geógrafos, arqueólogos, antropólogos, etc. En el proyecto de Tarifa que estamos desarrollando con MVC, hemos tenido la suerte de trabajar con distintas disciplinas y hemos llegado a soluciones de consenso de las cuales hemos aprendido mucho. Quizá ese puede ser nuestro secreto: la multidisciplinariedad.

Sois un estudio de arquitectos de Sevilla. ¿Cómo describirías la vida en Sevilla?

La calidad de vida en Sevilla es muy alta. Aparte del clima, la comida, y la amabilidad de la gente, la ciudad te ofrece muchos momentos mágicos; el primer olor a azahar en primavera, los atardeceres desde la orilla izquierda del río, la doble floración de la jacaranda, la cervecita al sol de los viernes… Urbanísticamente hablando, también posee una escala intermedia muy cómoda. Tiene una pionera red de carril-bici que permite desplazarse de forma rápida, barata y eficaz, hay un conjunto de espacios públicos antiguos y de última generación de gran calidad, y tenemos una oferta cultural muy variada. Diría que Sevilla es una de las mejores ciudades del mundo para vivir.

Estás haciendo un proyecto en Sevilla con Metrovacesa, ¿Es diferente hacer arquitectura para una ciudad en la cual estás viviendo?

Un profesor me dijo una vez que la primera obra hay que hacerla lejos de donde vives, y así lo hice. Ahora, tras unos cuantos años de experiencia, cada vez nos apetece más ver nuestras cosas al pasear por la ciudad en la que vivimos. Las viviendas de San Juan de Aznalfarache de MVC. son una oportunidad para explorar el concepto de la vivienda colectiva.

La innovación en este proyecto está en el modelo de vivienda planteado. Son viviendas grandes y polivalentes, donde la diferencia está en la generosidad de los espacios frente a los modelos establecidos. Tras su apariencia sencilla, se esconde una auténtica vivienda de lujo. Es ese el concepto de la vivienda de lujo: la generosidad de los espacios, una vivienda en la que nos gustaría vivir.

En el proyecto de Tarifa que estamos desarrollando con MVC, hemos tenido la suerte de trabajar con muchísimas disciplinas y hemos llegado a soluciones de consenso de las cuales hemos aprendido mucho.

¿La arquitectura residencial influye en nuestra manera de vivir?

Desde el origen de los tiempos la vivienda ha supuesto una mejora importante de la calidad de vida del ser humano proporcionando protección, confort y seguridad. La casa es el espacio donde desarrollamos la vida y obviamente nos influye, determina a nuestra salud, la felicidad y con ello la de las futuras generaciones. La arquitectura residencial siempre se ha adaptado a las distintas configuraciones familiares, y en la contemporaneidad el concepto de la familia se complejiza enormemente. Es cada vez más diverso, y por consiguiente necesitamos una vivienda pensada, adaptable, soleada, generosa y de fácil mantenimiento. Hay que tener en cuenta también que las zonas residenciales componen la gran mayoría del tejido de la ciudad, por tanto, hacer buenas viviendas significa hacer buena ciudad.

¿Qué herramientas hay para construir buenas ciudades?

La principal herramienta debe ser la mesura y la sensatez. Debemos interpretar correctamente la historia de la ciudad, entender cuáles deben ser los elementos importantes a preservar, a renovar o a sustituir. La arquitectura debe de tener su sitio en cada momento de la historia y no se la puede silenciar. Exiten determinados sectores de la sociedad demasiado inmovilistas con la arquitectura de la ciudad y otros demasiado impulsivos, en el término medio se encuentra la virtud y es papel de los arquitectos el reivindicarlo.

La casa es el espacio donde desarrollamos la vida y obviamente nos influye, a nosotros, a nuestra salud, la felicidad y la de las futuras generaciones.

Las ciudades están ganando cada vez más importancia, con aglomeraciones urbanas representando a más de 60% de la población, con más personas viviendo en menos territorio. Es una tendencia que vemos también en las ciudades medias en España.
¿Cuál será el rol de las ciudades?

La ciudad siempre será un lugar de paso, de intercambio. Es el protagonista de las relaciones humanas: “Stadtluft macht frei”, el aire de la ciudad te hará libre, dice el proverbio alemán. Si bien es cierto que las nuevas tecnologías permiten la descentralización urbana, hay que pensar que para una sociedad avanzada las relaciones físicas nunca podrán ser completamente reemplazadas por las virtuales. Como arquitecto siempre seré un defensor de la ciudad como escenario protagonista de la vida y el desarrollo pleno de las personas.

¿Cómo podemos influir en esa tendencia a través de la profesión de arquitecto-urbanista?

Con humildad y responsabilidad, con conocimiento de lo que la sociedad demanda, situándonos frente a ella de forma tangencial, y escuchando al ciudadano. Debemos abandonar la pose prepotente del arquitecto clásico que ha causado tanta desconexión con el resto de la sociedad. El arquitecto-urbanista tiene mucho que aportar a la sociedad, tiene mucha más responsabilidad y sus decisiones influyen directamente en la calidad de vida de las personas y por tanto en su felicidad.

El arquitecto-urbanista tiene mucho que aportar a la sociedad, tiene mucha más responsabilidad y sus decisiones influyen directamente en la calidad de vida de las personas y por tanto en su felicidad.

Ahora estás trabajando en proyectos en Cádiz, ¿Cómo van a transformar los proyectos la zona?

Esperemos que en nada, por lo general está estupendo tal cual está. Por ello empezamos diseñando desde el vacío, desde el espacio público, dialogando con las preexistencias relevantes, planteando una movilidad adecuada, diseñando itinerarios accesibles. Cuando llega la edificación no es más que un último paso de un dilatado proceso de integración en el medio. La guinda del pastel en ocasiones la ponemos nosotros y en otras no, pero el soporte ya está planteado desde un profundo respeto por el medio. Por ejemplo, en Chiclana se han planteado proyectos en parcelas integradas en un fabuloso pinar desde la puesta en valor del mismo como principal estrategia de proyecto, casas entre árboles.

La mayoría de vuestros proyectos están situados en la costa. ¿Cómo se puede no invadir la naturaleza de la costa cuando llegan construcciones?

El concepto más difundido de sostenibilidad consiste en satisfacer nuestras necesidades sin disminuir las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Se dan dos circunstancias que hacen que gran parte del litoral gaditano tenga ese atractiva naturaleza inalterada y salvaje: la histórica ocupación militar de un espacio geoestratégico, y el viento de levante que hace imposible la ocupación de las playas durante los periodos del mismo. Por tanto y como ya dijo Dyland; “Amiga, la respuesta está en el viento”. Debemos de escuchar al medio físico en el que operamos, debemos aprender a trabajar con un medio vivo, inestable y dinámico, en unas condiciones climáticas determinadas y con unos elementos culturales propios.

¿Cómo podemos utilizar la naturaleza para construir un arquitectura sostenible?

El concepto de sostenibilidad ha sido desvirtuado con el paso del tiempo hasta convertirse en una etiqueta o un certificado. La sostenibilidad en el sentido más amplio debe cubrir tres vertientes; la económica, la ecológica y la social. Nosotros defendemos las medidas pasivas de la arquitectura bioclimática: la orientación, la ventilación natural, protección solar, inercia térmica etc., y no tanto los gadget o añadidos tecnológicos. De alguna manera, la vivienda más sostenible es la vivienda bien pensada, anclada al lugar y que utiliza sistemas constructivos locales para producir la menor huella ecológica. Estudiando su historia, los lugares nos proporcionan pistas de hacia donde deben de ir las estrategias del proyecto en todos los niveles, la arquitectura sostenible suele coincidir con la arquitectura de calidad que se ha dado en cada lugar a lo largo de su historia.

Nosotros defendemos las medidas pasivas de la arquitectura bioclimática.

En Tarifa estás trabajando en el proyecto de Albacerrado (Wind-Hill). En vez de seguir con el modelo antiguo, cerrado y privado, y ocupando espacio público y el espacio en la playa, este proyecto es abierto y público, respetando la costa a 400m de distancia. ¿Cuál es la filosofía detrás de este nuevo modelo?

Aprender de los errores del pasado para proponer un futuro mejor. Es un modelo abierto, integrado en la identidad del lugar y conectado con los itinerarios públicos y actividades de la ciudad, además de ser la extensión natural de la ciudad de Tarifa hacia el interior. Es el concepto opuesto al clásico modelo cerrado de “resort de sol y playa” que fue diseñado para satisfacer las necesidades elementales del turismo de masas el pasado siglo XX.

¿Para qué usuario está pensada esta promoción?

El proyecto de Tarifa está pensado para cualquier ciudadano del mundo. Es para visitantes que busquen espacios naturales y culturales como son el Parque Natural del estrecho, o el de Los Alcornocales, Baelo Claudia, aficionados a la fauna marina y ornitológica, para deportistas de viento (kitesurf), para alojar posibles congresos. Será un barrio más de Tarifa que propone alternativas, complementando a las existentes, y aportando complejidad y diversidad al tejido urbano.

¿La opinión de los ciudadanos también ha sido incorporada en las decisiones?

Desde el principio, el alcalde de Tarifa y su equipo, que representan a la ciudadanía, han hecho suya la iniciativa de MVC y estamos trabajando juntos en la definición del proyecto. La categoría de los hoteles, la tipología de las viviendas, la ubicación de los equipamientos, cómo se integrarán los espacios libres: todo ha sido fruto de la negociación. Además, también se han considerado las opiniones de todas las asociaciones de vecinos que se han personado en el periodo de exposición pública del proyecto.

¿Cómo habéis pensado incorporar la vida del turista en la de los ciudadanos que viven en la zona?

Convirtiendo al visitante en un vecino más, mezclando sus hábitos y gustos con los de la población local, tal y como hicieron los primeros americanos que se instalaron en Rota, que compartían los discos de rock de última generación, con el cante flamenco de Jerez y Cádiz. El éxito está en la diversidad.

Queremos aprender del pasado para proponer un futuro mejor.