Qué significa la puesta de bandera en la obra de un edificio

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25 junio, 2020 · 4 mins de lectura

El universo de la arquitectura, como tantos otros, está lleno de mitos y leyendas. Los más populares tienen que ver con el hecho de entrar con buen pie en el nuevo hogar. Según la tradición judía, por ejemplo, es importante que lo primero que llevemos a casa sea pan y sal. El primero asegura que nunca faltará algo que comer, mientras que el segundo garantiza una existencia llena de sabor. En EEUU, sin embargo, es importante estrenar cepillo de barrer ya que, de lo contrario, una vieja escoba puede hacernos arrastrar la energía negativa del antiguo hogar a la nueva residencia.

Pero antes incluso de cruzar el umbral de la puerta, hay multitud de tradiciones que tienen que ver el propio proceso de construcción. ¿Te has fijado en cómo ondean las banderas en la cubierta de muchas viviendas semanas antes de la entrega de llaves? Sí, la puesta de bandera en la obra de un edificio es una de las tradiciones más antiguas que, aún hoy, es visible en muchas promociones.

Puesta de bandera

Un legado de la Edad Media

En casas unifamiliares, promociones de obra nueva, edificios de oficinas… Con independencia del tipo de construcción, la puesta de bandera es una tradición con solera dentro del sector. Pero ¿de dónde viene? Hay distintas teorías al respecto de su origen, pero la más extendida sitúa sus inicios en la Edad Media. En esta época, los andamiajes empleados tenían poco que ver con los de la actualidad. Tablas de madera fijadas con cuerdas o clavos y, a lo sumo, algún anclaje de hierro, eran todo lo que los operarios podían utilizar para ir haciendo crecer el edificio en cuestión.

Como en la actualidad, el mayor enemigo de estas obras era el viento que podía poner en riesgo la integridad de quienes debían acometer la construcción. Para poder calibrar el riesgo en cuestión, así como la seguridad del propio andamiaje, los operarios colocaban un paño en la parte más alta del edificio. Su movimiento no solo era un claro indicador de la fuerza del viento sino también de su dirección. En base a esta información, los capataces iban determinando los pasos a seguir, así como la necesidad de aumentar o no las fijaciones del propio andamiaje.

La finalización de la estructura del último techo era el momento de la puesta de bandera en la obra del edificio. Esta tela sustituía al paño indicador ya que, este último, era para el peón más joven de la cuadrilla quien, además, debía ser el encargado de poner la bandera si era la primera vez que participaba de una obra. Este hito suponía también un momento de confraternización y es que, una vez concluida la estructura y puesta la bandera, el equipo realizaba una celebración con una gran comida.

Puesta de bandera: una tradición de actualidad

Puesta de bandera obra

Si bien es cierto que hoy los andamiajes son mucho más seguros que en la Edad Media, la puesta de bandera de un edificio es una tradición que se ha perpetuado hasta nuestros días. Su significado, no obstante, ha evolucionado con los años. Ya no es necesario conocer la intensidad de los vientos mediante un paño, pero durante décadas, esa puesta de bandera ha evidenciado que la parte más difícil de la obra, la estructura, había finalizado. De hecho, para poder cumplir con la tradición, la finalización de estas labores debía realizarse sin que hubiese existido ningún accidente.

La barbacoa o comida de confraternización ha ido perdiendo protagonismo, lo mismo que la propia tradición de puesta de bandera. Sin embargo, son muchas las promociones que mantienen esta singularidad que, en nuestro día, ha ganado en solemnidad. El fin de obra de la estructura es todo un hito, una manera de anunciar a los nuevos propietarios que la construcción avanza a buen ritmo. Tanto es así que, además de la puesta de bandera, algunas promotoras aprovechan para organizar eventos lúdico informativos o, sencillamente, comunican a sus clientes que la cuenta atrás para disfrutar de sus nuevas viviendas ha comenzado.