No es necesario ser poseedor de una gran fortuna para plantearse la posibilidad de pensar en una gestión patrimonial de bienes.
Una familia con ahorros y algún inmueble, o una Pyme, pueden requerir los servicios de un gestor con el objetivo de hacer crecer su patrimonio o, al menos, que este no pierda su valor.
La gestión patrimonial puede definirse como una estrategia de inversión que, tras analizar el perfil y la situación de cada cliente, persigue conseguir objetivos financieros y vitales, sin olvidar el equilibrio de sus recursos y sus necesidades futuras.
Gestión del patrimonio inmobiliario ¿en qué consiste?
Para gestionar un patrimonio y sacarle un buen rendimiento, lo primero que hay que tener en cuenta es la naturaleza de los bienes a administrar. No se le da el mismo tratamiento ni destino al dinero, las acciones en bolsa, las participaciones en fondos de inversión u otros bienes materiales como el arte o los inmuebles.
En este apartado vamos a centrarnos en la gestión del patrimonio inmobiliario, es decir, aquel que está constituido por todos los inmuebles o bienes raíces que sean propiedad de la persona o personas en cuestión. Como aclaramos al principio, la gestión patrimonial, en este caso inmobiliaria, es importante tanto para quienes tienen la propiedad de un gran número de inmuebles como para aquellos que poseen unos pocos.
Pisos, chalets, apartamentos turísticos y de lujo y cualquier otro tipo de vivienda, oficinas, locales comerciales, garajes, naves industriales, hoteles o casas rurales… Todos estos inmuebles se consideran activos inmobiliarios.
Sea cual sea el tamaño de nuestro patrimonio inmobiliario, requiere algún tipo de gestión. Pero, ¿en qué consiste? Esa gestión abarca desde poner uno o más pisos en alquiler, pasando por cumplir las obligaciones legales y fiscales que conlleva tanto poseer como arrendar una vivienda de nuestra propiedad, hasta estudiar cómo sacarle la mayor rentabilidad posible.
Precisamente, el último punto es el verdadero objetivo de una gestión patrimonial inmobiliaria eficiente. Es decir, generar rendimientos económicos duraderos para propietarios e inversores, así como incrementar el valor de mercado de los inmuebles. En este campo, los expertos en el mercado del real estate, quienes más conocen acerca de las tendencias de en los precios de compra, venta y alquiler de inmuebles, son los que tienen más para decir.
Objetivos de una gestión patrimonial eficiente
Fijarse unos objetivos claros y realistas es un paso clave en la planificación y consecución de una gestión patrimonial eficiente. Un aspecto que vale tanto para la gestión patrimonial, en general, como para la gestión patrimonial inmobiliaria, en particular.
Estos objetivos dependerán, claro está, de la situación y perfil específico de cada cliente. Se trata de uno de los principales puntos a definir en las primeras reuniones entre inversores y asesores. Para ello resulta clave tener en cuenta el presente y el hipotético futuro de los clientes, su profesión, su nivel de ingresos y de gastos, composición familiar, entre otros factores. En términos económicos, este análisis se llama balance del cliente y no es otra cosa que intentar recopilar toda la información posible, para poder hacer proyecciones más precisas.
Como principales objetivos de una gestión patrimonial eficiente podemos tener:
- Aumentar los ingresos obtenidos del patrimonio
- Plan de optimización y reducción de gastos
- Oportunidad e idoneidad de ampliación del patrimonio
- Preservación del valor patrimonial
Una vez establecidos los objetivos, el siguiente punto es diseñar un plan financiero personalizado que cumpla con la rentabilidad mínima exigida.
Volviendo a la gestión patrimonial de activos inmobiliarios, hacerlo de forma diligente puede constituir una fuente de ingresos muy importante para los dueños de propiedades. De ahí que contar con el asesoramiento adecuado por parte de profesionales del sector, como ya dijimos en párrafos anteriores, resulte trascendental.